domingo, 27 de junio de 2010

-EL GENERAL PALAFOX-


José Rebolledo Palafox y Melci nació en la ciudad de Zaragoza el 28 de octubre de 1775 en la casa-palacio de sus padres, Juan Felipe Rebolledo Palafox y Bermúdez de Castro, tercer marqués de Lazán, y Paula de Melci de Eril, que tenían en la calle Real Aduana, siendo el tercer hijo del matrimonio.

Realizó sus primeros estudios en las Escuelas Pías de Zaragoza, período del que se conocen algunos de sus cuadernos de deberes escolares, entre los años 1786 y 1788, alguno realizado con su hermano Luis y en los que comienza a fomentar una faceta no muy conocida del futuro general, su afición al dibujo. Bajo la dirección de su preceptor el padre Basilio Boggiero, se preparó en las asignaturas de Retórica y Filosofía, preceptor con quien el general seguiría manteniendo una fluida relación a lo largo de su vida, culminando en la participación de Boggiero en la Junta de Defensa de la ciudad de Zaragoza, siendo nombrado Palafox como su asesor.
Entre los diversos trabajos realizados en su juventud y que afortunadamente aún se conservan, existe un curioso escrito, adornado con dibujos suyos, titulado "Exposición de las armas romanas", que podría ser la primera premonición sobre su futura carrera militar.
El 18 de julio de 1792, José Rebolledo Palafox y Melci ingresa en la guardia personal del Rey, y en el año 1798 es exento en la compañía flamenca de Guardias de Corps, período del que no existen muchos datos, salvo alguna referencia de la encomienda de Montachuelos que le había concedido en 1805 el rey Carlos IV, y de la que Palafox tomó posesión el 16 de junio de 1806.


El levantamiento
Antes del levantamiento de la población de Madrid el 2 de mayo de 1808, Palafox había estado presente en los sucesos de marzo en Aranjuez, acompañando al marqués de Castellar, como su ayudante de campo, participando en la custodia de Manuel Godoy, hasta su entrega a los franceses.
Al precipitarse los acontecimientos con la marcha de la familia real a Bayona (Francia), los sucesos de mayo en Madrid y otros lugares de España, la abdicación del monarca ,etc. Palafox intenta con otras personas llegar a Bayona, vía Irún, para entrevistarse con Fernando VII, donde planean alcanzar al Infante Antonio, que se encontraba camino de Bayona, para formar con él una regencia. Los planes fueron descubiertos y los conspiradores tienen que trasladarse a Zaragoza, en donde relata al Capitán General Guillelmi la situación creada y los planes que se tienen preparados, quien no apoyó las ideas de Palafox, ordenándole que volviera a su destino.
Comprendiendo el general Palafox que Guillelmi no iba a participar en sus proyectos con respecto a la corona española, desobedece la orden recibida y se reúne con el conde de Sástago, pariente suyo, a quien vuelve a exponer la situación y las órdenes que traía del rey. Ambos decidieron convocar una reunión con otras personas afines a sus ideas, entre las que destacaban el conde Cabarrús, Benito Hermida, los hermanos Antonio y Gerónimo Torres Gimeno, ambos comandantes, Pedro Lapuyade y el capitán de artillería Ignacio Lopez, todos ellos con gran influencia en la sociedad zaragozana y el pueblo, creando una especie de Junta, al estilo de otra Juntas Patrióticas que se estaban formando en el resto del país.
A la vista del desarrollo de los acontecimientos, bastante inestables por las órdenes dadas por el capitán General, Palafox decide retirarse a la finca de La Alfranca, propiedad de su prima la marquesa de Ayerbe, a la espera el inminente levantamiento popular promovido por la citada Junta, como así ocurrió, al sublevarse el pueblo de Zaragoza el 24 de mayo de 1808, solicitando al general Guillelmi la entrega de armas a los civiles sublevados. Al día siguiente un grupo de labradores del Arrabal dirigidos por Jorge Ibor Casamayor, más conocido popularmente como Tío Jorge, se dirigieron a la finca donde se encontraba el general Palafox para ofrecerle la Capitanía General de la ciudad, y por tanto aceptase el mando del ejército.
Llegado a la ciudad hacia el anochecer, es recibido con gran entusiasmo, interviniendo el pueblo de forma directa en su nombramiento por la Real Audiencia como Capitán General, por Real Acuerdo, siendo confirmado en su cargo y grado por las improvisadas Cortes aragonesas que habían sido convocadas el día 9 de junio, además de ser nombrado el general como Gobernador político y militar del Reino de Aragón.
Desde el primer momento de su entrada en la ciudad, el general Palafox y la Junta, en la que el general había introducido al padre Boggiero y a Calvo Rozas, ya estaban tomando medidas para la inmediata guerra, recibiendo partes sobre la situación del ejército francés, remitiendo cartas con las órdenes de guerra a alcaldes y justicias de Jaca, Cinco Villas, Sangüesa, Fraga, Bujaraloz, Sos entre otras, junto a otros oficios solicitando a los jefes de otras unidades, como el barón de Warsage en la ciudad de Calatayud, el envío de pólvora, además de hombres de refuerzo para el ejército que se estaba formando en la ciudad de Zaragoza.
El día 7 de junio Palafox envía a la ciudad de Tudela (Navarra) a su hermano Luis de Rebolledo Palafox y Melci, marqués de Lazán, para que con las fuerzas reunidas, aunque escasas, se una a los voluntarios navarros y traten de frenar a las tropas francesas del mariscal Charles Lefébvre, que marchaba hacia Aragón, no logrando alcanzar el marqués de Lazán su objetivo.
Los días sucesivos fueron un rosario de derrotas de las tropas españolas. El día 8 son derrotados frente a Tudela, teniendo que abandonar la ciudad; el día 13 ocurre los mismo en Mallén y el 14 en Alagón, acción en la que participó el general Palafox, y en la que casi cae prisionero de los franceses, retirándose el ejército español hacia la ciudad de Zaragoza.


Los Sitios
No confiando en la defensa de la ciudad ante la debilidad de sus defensas, Palafox parte el día 15 a Belchite, con la idea de juntar un nuevo ejército para enfrentarlo a los franceses, contando para ello con las tropas del barón de Warsage, como le solicita por escrito el día 17 de junio, a la vez que le cuenta la derrota sufrida en Alagón. La reunión de las tropas aragonesas se produjo unos días después, a la vez que continuaba la recluta de hombres en los pueblos cercanos a Belchite, La Almunia, Calatayud, etc., pero mal armados e instruidos, el nuevo ejército levantado también fue derrotado por los franceses el 23 de junio, dispersándose de nuevo las unidades.
En la ciudad de Zaragoza, el mismo día en que Palafox abandona la ciudad, se inicia el primer Sitio, con la llamada Batalla de las eras, en las que por primera vez se consigue derrotar a las tropas francesas, más por ser un ataque general poco coordinado y pensando las unidades francesas que la ciudad no tenía defensa adecuada al haber sido abandonada por las unidades militares, pero dichas unidades francesas no tuvieron en cuenta la reacción que iba atener la población, formados en compañías de escopeteros, que ayudaron en todo lo que pudieron con su arrojo personal en la defensa de Zaragoza, obligando al ejército francés a bombardear la ciudad y realizar asaltos a sus puertas y murallas.
Ante la resistencia de la ciudad de Zaragoza, la Junta Suprema envía al general Palafox los días 29 y 30 de junio sendos Oficios instándole a volver inmediatamente a la ciudad, regresando el general el día 1 de julio, sustituyendo a su hermano el marqués de Lazán, que estaba a cargo de la defensa. A lo largo del mes de julio las tropas francesas continuaron bombardeando la ciudad, a la vez que poco a poco iban ocupando los puestos exteriores de la defensa zaragozana, mientras que Palafox, aprovechando las escasas defensas que se habían preparado, establecía un Plan de defensa y método que debían de observar los comandantes de puesto en caso de ataque, en el cual se indican los principales puntos de defensa, como Santa Engracia o Puerta del Carmen, lugares donde todos los días se producían combates.

Relación de acuartelamientos de la ciudad


1.-Aljafería.


2.-Trinitarios Descalzos.


3.-Capuchinos.


4.-Santa Engracia.


5.-Convalecientes.


6.-San Ildefonso.


7.-La Victoria.


8.-Carmelitas Descalzas.


9.-San Lázaro.


10.-San Agustín.

La lucha se fue haciendo cada vez más difícil para los defensores de la ciudad, que vieron como el día 4 de agosto las tropas francesas abrían una brecha en la zona del jardín botánico y llegaban a alcanzar el Hospital de Nuestra Señora de Gracia, en pleno centro de la ciudad. Ante la gravedad de la situación, muchos son los zaragozanos que comienzan a abandonar la ciudad por el puente de piedra, entre ellos el general Palafox y otros altos oficiales y cargos públicos, dejando el mando a Antonio de Torres Gimeno, contando para dirigir a los defensores de la ciudad con personas de la talla y valor de Mariano Cerezo o el Tío Jorge entre otros.
Pero la ciudad resistió gracias a la resistencia de su población y a la escasez de refuerzos de las tropas francesas para seguir manteniendo el asalto, pero sobre todo por la necesidad de tener que corregir sus líneas militares al tener conocimiento de los ejércitos franceses en Bailén, obligando a levantar el sitio de la ciudad, retirándose hacia Navarra.


Defensa del Reducto del Pilar.
En el segundo Sitio de la ciudad, los franceses si que hicieron un cerco completo, preparando un asedio en toda regla, para lo cual contaban con los Cuerpos de Ejército 3º y 6º de los mariscales Ney y Moncey, y contando con el refuerzo del 5º Cuerpo de Ejército al mando del mariscal Montier, que llega a Alagón el día 15 de diciembre de 1808, marchando a continuación los tres cuerpos de ejército hacia Zaragoza, dando inicio oficial al segundo Sitio el día 21 con un bombardeo de la artillería francesa sobre los reductos defensivos de la ciudad.
La ciudad sufrió durante casi dos meses terribles bombardeos, voladuras y asaltos e importantes epidemias, y a pesar de la postura de algunas personas, militares, eclesiásticos y civiles, que deseaban continuar la lucha, encontrándose el general Palafox enfermo, no tenía más remedio que firmar el día 20 de febrero de 1809 la capitulación ante el ejército francés. Firma realizada por la Junta Suprema de Gobierno. En la misma se concedía el perdón general a todos los habitantes de Zaragoza, pero siempre que cumplieran algunas condiciones.
Entre las condiciones recogidas en las capitulaciones se indicaba que la guarnición abandonaría la ciudad al día siguiente, 21 de febrero, por la puerta del Portillo, por donde luego entrarían las tropas francesas, dejando los defensores sus armas a cien pasos de la puerta. A continuación los oficiales y soldados españoles debían prestar juramento de fidelidad al rey José I, pudiendo seguir luego en el ejército, pero en caso de no jurar serían conducidos como prisioneros a Francia, y aunque fueron muchos los defensores que salieron de la ciudad por la noche, las columnas de prisioneros camino de Francia llenaron los caminos aragoneses que se dirigían a la frontera francesa de los Pirineos, y entre ellos el propio general Palafox, aunque también fueron muchos los que aprovecharon el largo viaje para escapar de los franceses y volver a reintegrarse en la lucha.
También se indicaba que las personas y sus bienes serían respetados por los franceses, así como su religión y sus ministros, aunque sucedió el arresto de los religiosos Santiago Sas y de Basilio Boggiero, asesinados seguidamente en el puente de piedra y arrojados al río Ebro sus cadáveres. En dicho puente de piedra se puede encontrar una lápida conmemorando este trágico suceso, situada en el lugar exacto de donde sucedió y donde también fue asesinado el barón de Warsage.



Lugar donde fueron asesinados Santiago Sas, padre Boggiero y barón de Warsage.

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